viernes, 19 de noviembre de 2010

Angelitos Medicinales

Extraño sus risas de amor, saliendo del cansancio de sus cuerpos al atardecer. La consciencia extraña del presente, sabiendo que el verdadero presente estaba a cuarenta minutos, en casa. Y los chistes malos, y el quedarse un rato mas o menos y los saludos. La certeza de vernos mañana sin embargo de que no supieras que pasa el resto del dia con mi vida, el saber que nos compartiamos esas horas, esa franja horaria en nuestros martes y miercoles. Que no importe el resto de la semna porque de esa se ocupaba otro Pablo otro Alfredo.
Y en el medio me quedan los recuerdos, y los colores, los olores a ocaso y agronomia y veterinaria, los mates que nunca tomamos y las salidas siempre prometidas.
Ahora mas que nunca no las veo, no compartimos mas que la cogniciente sensasion de saber que estamos en el mismo camino, pero por otras sendas, vamos al mismo lugar pero con distintas paradas y pueblos. Y me queda tambien el deseo de llegar al final y estar esperando con los brazos abiertos, unos biscochos y unos mates y muchisimas frases incomprensibles, o que uds me esten esperando. Si, ustedes, me esten esperando a mi.

Ojala sin embargo, nos cruzemos en alguna estacion de servicio, alguna materia de verano, algun bar-a-tito. Asi no las extraño tanto, tanto. Pero es asi con los angeles viste, ellos tambien tienen que seguir su camino, no pueden cuidarte todo el tiempo, y mas si ellas no saben que lo hacian.

Por eso camino y estoy atento a escuchar sus aleteos y risas, sus risas. sus aleteos, sus risas. Sus risas. En la tarde, en el ocaso de una facultad en paternal, sus risas. Cuanto amor hay en sus alas, en sus dientes, en sus facciones. No las extraño no! siempre estan conmigo. Siempre!