¿Cómo está la luna, Mati?
Está ahí, pendiendo de dos tanzas invisibles y silenciosas, eternas, inmortales.
Está ahí, auspiciando dichas y penurias de amoríos, uniendo con estrechos lazos de felicidad a dos enamorados lejanos.
Está ahí, brillando (más bien reflejando la luz que un superior le da, mientras acepta su pequeñez), esperando que un alma sensible la observe, inquieta, sutil, sencilla.
Está ahí, desplegando sus alas de plata, irradiando belleza en las noches cálidas, hipnotizando a viajeros, llamando la atención de cautivos, llevándolos a otro lugar, a donde ellos realmente quisieran estar.
Está ahí, tan hermosa. Como siempre tan luminosa, contagiando bellezaa y brillo a cualquier ojo tímido que se atreva a acariciarla con su mirar.
Está ahí, contemplándonos cómo la contemplamos, enamorados.
Está ahí, pendiendo de dos tanzas invisibles y silenciosas, eternas, inmortales.
Está ahí, auspiciando dichas y penurias de amoríos, uniendo con estrechos lazos de felicidad a dos enamorados lejanos.
Está ahí, brillando (más bien reflejando la luz que un superior le da, mientras acepta su pequeñez), esperando que un alma sensible la observe, inquieta, sutil, sencilla.
Está ahí, desplegando sus alas de plata, irradiando belleza en las noches cálidas, hipnotizando a viajeros, llamando la atención de cautivos, llevándolos a otro lugar, a donde ellos realmente quisieran estar.
Está ahí, tan hermosa. Como siempre tan luminosa, contagiando bellezaa y brillo a cualquier ojo tímido que se atreva a acariciarla con su mirar.
Está ahí, contemplándonos cómo la contemplamos, enamorados.
y en esa luna, mi condena.
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